El mercado se reordena: claves del acuerdo y del clima global

La semana dejó un clima mucho más calmo en los mercados locales, con menos ruido intradiario y un mayor foco en los fundamentos. Después del rally que dominó octubre, impulsado por la compresión del riesgo país y el reacomodamiento de expectativas, empezamos a transitar un escenario donde la estabilidad vuelve a ser protagonista. Sin embargo, el jueves por la tarde llegó un anuncio que reconfiguró el panorama.

Este tratado, que no llega a ser un tratado de libre comercio pero avanza en esa dirección, incluye:

  • Eliminación de barreras no arancelarias. 
  • Lineamientos sobre propiedad intelectual y patentes. 
  • Cláusulas vinculadas a derechos laborales y medio ambiente

 

  • Facilidades para importar bienes intermedios que impulsen la industria local. 
  • Disciplina para empresas estatales y subsidios que distorsionen la competencia. 
  • Potenciación del comercio digital. 

Su impacto inmediato se ve en mayor optimismo, compresión del riesgo país y renovación del apetito inversor. Su efecto de fondo: estabilidad cambiaria y expectativas de mayor actividad económica.

En paralelo, se observa un fuerte volumen de colocación de deuda corporativa, un doble indicador: entrada de dólares que descomprime el frente cambiario y financiamiento para nuevos proyectos. 

La discusión técnica se concentra ahora en la compresión de rendimientos. En un contexto de tasas todavía altas, cada punto de baja en el riesgo país amplifica el rendimiento de los tramos largos. Por eso, algunos segmentos de la curva vuelven a presentar oportunidades atractivas, especialmente para quienes buscan capturar valorización adicional mientras el mercado se acomoda a este nuevo escenario.

  • Los tramos largos ganan valor más rápido: un punto de compresión puede implicar hasta un 6% de subida.
  • Régimen Cambiario: Se confirma que el régimen de “vivir con bandas” continuará, y el BCRA actuará como un jugador más del mercado, comprando dólares de manera puntual y sin generar shocks inflacionarios, respaldado por el apoyo internacional (EE. UU. y FMI).

En paralelo, el panel local dejó dos “perlitas” que vale la pena destacar: Metrogas y Pampa Energía. Durante la semana, grandes sociedades de bolsa publicaron reportes con recomendaciones de compra para ambas compañías, asignándoles potenciales de suba superiores al 60% en dólares hacia 2026. Aunque los balances de corto plazo no muestran números extraordinarios (incluso Metrogas registró menores ganancias respecto del año pasado) el mercado está poniendo el foco en lo que viene: un ciclo de inversiones robusto en el sector energético, mejoras regulatorias y expectativas de mayor actividad. En el caso de Metrogas, además, pesa un dato adicional: YPF planea desprenderse de su participación, lo que podría dinamizar aún más el negocio.

Pampa, por su parte, muestra un perfil más consolidado y un posicionamiento sólido dentro del sector, con buenos resultados operativos y un sendero de crecimiento respaldado por proyectos en marcha. Este reacomodamiento del Merval, sumado al clima de mayor optimismo tras el acuerdo bilateral con Estados Unidos, abre espacio para que las compañías de energía recuperen protagonismo dentro del mercado local.

Panorama internacional 

A nivel global, las últimas semanas mostraron una toma de ganancias lógica después del fuerte impulso que tuvieron las acciones estadounidenses, el oro y las criptomonedas durante octubre. Sin embargo, el mercado reaccionó con volatilidad tras el dato de inflación en EE. UU., que fue ligeramente superior a lo esperado, reduciendo las chances de un recorte de tasas más agresivo por parte de la Fed.

La temporada de balances corporativos —una de las mejores de los últimos veinte años— reforzó esa lectura. Las grandes compañías superaron proyecciones de ventas y ganancias, consolidando a las tecnológicas de mega capitalización como las nuevas “defensivas” del mercado. En paralelo, sectores como salud ganaron protagonismo entre los inversores que buscan estabilidad frente a la volatilidad en las tasas.

En este contexto, seguimos viendo oportunidades selectivas en compañías globales de calidad. Apple, respaldada por un sólido flujo de caja y un dividendo atractivo, se mantiene como una alternativa robusta. Coca-Cola, por su parte, reafirma su rol como activo defensivo en momentos en que el mercado privilegia previsibilidad.

Hacia un cambio de ciclo

Todo indica que estamos entrando en una fase distinta: después de meses dominados por ajustes bruscos y precios definidos por shocks macroeconómicos, el mercado vuelve a mirar los fundamentos. La compresión en las curvas de bonos, la estabilización de expectativas inflacionarias y la normalización de la política monetaria en varias economías sugieren que el devengamiento pasará a ser la principal fuente de retornos en los próximos meses.

Para los inversores, esto implica un desafío: evitar la tentación de asumir riesgos excesivos cuando las carteras ya no suben a la velocidad que mostraron durante el rally. La historia demuestra que los saltos abruptos suelen venir acompañados de períodos donde la clave es sostener la estrategia y no sobre-reaccionar.

En Argentina, el acuerdo con Estados Unidos y la creciente actividad en el mercado corporativo son señales alentadoras de cara a 2026. La sensibilidad del mercado seguirá alta, pero el marco general empieza a alinearse hacia un escenario más constructivo.

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